Identidad, sociología y sexo de los procesados
La identidad de los procesados depende, evidentemente, de la naturaleza del delito y del ámbito sociológico sobre el que actuó el Tribunal. Los judeoconversos pertenecieron siempre a la burguesía y los moriscos fueron mayoritariamente campesinos.
La sociología profesional
de los procesados fue variando con el tiempo. En el s.XVI el predominio de las clases medias urbanas ( 42% artesanado y 20% comercio-finanzas), y el campesinado (30%), fue evidente. El clero fue aumentando hasta un 40% llegado hasta llegar al s.XVIII. La nobleza ocupó una presencia mayor del 4%.
Los artesanos tuvieron un protagonismo notable entre los procesados. Las inquietudes sociales del regimen gremial, con evidentes tensiones entre
maestros oficiales y aprendices, contribuyeron en todo momento a convertir a los gremios en una fuente de denuncias, que evidentemente eran aprovechadas por el Tribunal en sus pesquisas contra la herejía.
En relación a la distribución por sexos, sólo en el judaismo se observó un relativo equilibrio. La presencia femenina fue preponderante
en el caso de delitos de brujería, pero en general fue dismunuyendo con el tiempo, de modo que, por ejemplo en Toledo, que antes de 1530 era de un 43.6%, pasó a ser de un 29,8 % a mediados del s. XVIII.
Gravedad de los delitos
La Inquisición valoró la gravedad d los delitos de un modo muy particular:
Asi, en Toledo, entre 1481 a 1530, es decir la etapa de mayor vorágine inquistorial contra los judeoconversos, el 21, 1 % de las causas contra
marranos se resolvió en condena amuerte; el 50.4 % fueron reconciliados y tan solo el 15.0%, abjurados con penitencias espeirituales inferiores.
Con los protestantes, pasó algo similar, pero evidentemente en una etpa posterior, de modo que de 1561 a 1620, las causas contra protestantes se
resolvieron con un 10,8% de condenados amuerte, un 35.8 % reconciliados y un 26% abjurados con penitencias escasas.
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